martes, 30 de octubre de 2007

Poesía

La luz se desvanece en un crepúsculo vespertino de tintes funestos
El hampa de la ciudad reconquista la noche
y tu rostro iluminado por mil lunas enamoradas mora entre ellas.

Tú, con tu cuerpo de ultratumba
tus dos ojos de veneno rebosantes
y tu dorado escorpión en la boca
te ríes del destino, romántico a veces, a veces anodino.

Quiero hacerte el amor, fumarme un cigarro,
hacerte el amor, ordenar el cuarto y hacerte el amor.

Comer el fruto prohibido y pecar,
pecar de lujuria que no es pecado.
Derramar lágrimas de amor sobre tu blanco vientre
Ver como se apagan las luces de neón
como los pájaros entonan sus catos con las primeras luces del alba
y observar a Cupido volar con un arco...... sólo con su arco.